lunes, 12 de diciembre de 2011

“África siempre fue feminista, pero con otras palabras”


Cuando Remei Sipi, escritora ecuatoguineana afincada en Barcelona, dice que la maternidad ocupa un lugar central en la vida de la mujer africana seguro que muchos pueden pensar en sumisión, sometimiento o control, por parte del hombre, del poder patriarcal y machista. Estas imágenes “son cosas de blancos”, utilizando las palabras que Sipi dice que les decían sus mayores cuando se reclamaban feministas. Lo que la escritora defendió en el curso “Àfrica Sudsahariana. Especificitats culturals i desenvolupament”, organizado por el Centre d’Estudis Africans, es otra cosa bien distinta. La maternidad ocupa un lugar central en la vida de la mujer africana, porque es importante PARA ella, es decir, como decisión propia. De hecho una buena parte del feminismo africano (un movimiento que nada tiene de reaccionario) reivindica el papel de la mujer como madre (entre muchas otras cosas, pero también como madre) y de hecho en los foros internacionales, como señalaba Sipi, las feministas africanas han chocado a menudo con las feministas negras americanas en este punto.

A estas alturas del curso (en la penúltima sesión), los asistentes ya habían asimilado el papel central de la mujer en la sociedad africana desde puntos de vista que van desde la economía hasta la religión. A través de muchas sesiones y muchas argumentaciones, los alumnos habían tenido la posibilidad de desterrar el mito de la mujer africana sometida, para sustituirlo por la imagen de una figura respetada y con gran prestigio social, a pesar de la distorsión que durante siglos hayan podido introducir en las estructuras africanas episodios como la trata negrera o el colonialismo (que sí que trató de implantar un sistema machista, tratando sólo como interlocutores a los hombres). Y Remei Sipi puso la guinda argumental. “África siempre ha sido feminista”, dijo rotundamente, “lo que pasa es que esa palabra provocaba cierto rechazo en nuestras sociedades y por eso hemos tardado un poco más en sumarnos a ese movimiento”. Lo que quería decir es que las prácticas, los usos siempre han puesto en valor a la mujer.
Haciendo todas las salvedades a las que obliga la heterogeneidad de la mujer africana, la escritora explicó que, en general, en África una mujer se puede sentir completa cuando tiene hijos, porque los hijos son seguridad y también ayuda. Y, más allá de los aspectos más prácticos, porque son una posibilidad para seguir evolucionando en la esfera de las relaciones sociales. La literatura africana hecha por mujeres, según Sipi, ha tratado de manera prioritaria el tema de la maternidad por la centralidad de la que ya se ha hablado. Esta importancia, por ejemplo, se traslada a la conexión que se ha establecido entre los movimientos feministas africanos, pero también a las mujeres en la diáspora que mantienen una visión muy similar de la maternidad, evidentemente, con los matices impuestos por situaciones y entornos sociales diferentes.
La escritora lanzó un provocador desafío durante su sesión. Reconociendo que la historia se ha escrito en masculino, que las mujeres africanas no postulan una homogeneidad en la conducta y que la igualdad de derechos ha sido legislada en la mayor parte de los países africanos, Sipi concedió que existen situaciones de discriminación de género. “Pero no hay que olvidar que en el norte las mujeres aún siguen estando discriminadas”, afirmó. Puede parecer una excusa, un intento de consuelo, pero no lo es. Suena más bien a advertencia.
Entre los muchos datos sobre la situación de la mujer en África que aportó Remei Sipi, uno resulta especialmente destacable porque pone de manifiesto la confusión generada en occidente y la fortaleza femenina africana. Una estadística señala que el 56% de las mujeres africanas son analfabetas. Pero a esta cifra le falta un importante matiz para reflejar la realidad. Son analfabetas en lenguas occidentales (una precisión que denuncia el etnocentrismo de las estadísticas) y, a pesar de ello, “son grandes creadoras de estrategias en el ámbito local”. No hay que olvidar que las mujeres producen y transforman el 80% de los alimentos básicos que se consumen en África. “Si las mujeres bajasen los brazos, África caería en el caos”, señaló Sipi. Y eso ellas lo saben…, pero ellos también.

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