sábado, 28 de enero de 2012

“Lo que es sustancial en la aventura humana ha ocurrido en África”

Los argumentos de Alfred Bosch, africanista y profesor de historia en la Universitat Pompeu Fabra, son aplastantes: “La diferencia entre el homínido que coge dos piedras y sólo es capaz de lanzarlas y el que las choca entre sí y construye una herramienta, es mucho mayor que la diferencia entre el móvil tronado de hace diez años y el último iphone. De la diferencia entre los móviles nadie se acordará dentro de cien años. El homínido que construyó la primera herramienta abrió el camino de la tecnología. Y eso ocurrió en África”. No está mal como inicio del Posgrado en Sociedades Africanas y Desarrollo que organiza el Centre d’Estudis Africans i Interculturals (CEA) en colaboración con la Facultat d’Humanitats de la Universitat Pompeu Fabra.

De hecho Bosch, en su sesión del viernes 27 de enero, la sesión inicial del posgrado, sabía que tenía que empezar por el principio, por eso recibió a los alumnos con la canción “Yakareké” de Seka Touré. “Yakareké significa ‘el comienzo, esto empieza’ en mandé”, advirtió a la treintena de alumnos que participan en la clase, “porque empezamos explicando el principio de cómo comenzó todo”. Con este trabalenguas el profesor anunciaba el objeto de su sesión, la prehistoria, el nacimiento de lo que él llama “la aventura humana”, ¡vaya!, el principio de la humanidad ocurrido en África.

Sí, señores y señoras, pese a quien pese es irrefutable que la humanidad (o la aventura humana) nació en África. En el tan vilipendiado continente negro, los homínidos se separaron de los primates hace cinco millones de años. Un poco de tiempo después (la friolera de un millón y medio de años) surgió el abuelo del abuelo, del abuelo… de nuestro abuelo (quizá la línea de parentesco no es tan precisa), el Austrolopitecus. Y, ¿dónde? Pues también en África. Y por último, hace solamente 200.000 años (milenio arriba o abajo), surgía el Homo Sapiens Sapiens, nuestro abuelo (como quien dice). Para entonces el hombre (o lo más parecido a él) ya había salido de África, había emigrado, pero lo cierto es que el Homo Sapiens Sapiens acabó imponiéndose a todas las demás subespecies de homínidos en todo el planeta y es decir que era lo que ahora somos (más o menos). A partir de ese momento, la evolución ha sido cultural y no ya física.

Parece ridículo tener que hacer este repaso, teniendo en cuenta las pruebas científicas, pero se hace imprescindible cuando algunos se siguen preguntando si África tiene historia, o incluso negándolo directamente… Juzguen por ustedes mismos. Bosch señalaba que el 80% de la aventura humana se ha producido en África y que ese 80% recoge los cambios más importantes, a partir de ahí, prácticamente todo son anécdotas o nimiedades comparadas con el hecho, por ejemplo, del nacimiento de la tecnología.

El discurso de Alfred Bosch es provocativo (y se puede permitir serlo aferrado como está a las evidencias científicas). Y así se atreve a afirmar que, con esta línea evolutiva, “la humanidad es africana”, que “todos somos africanos” o que “la aventura humana es la historia de una colonización africana del resto del mundo”. O bien, el error de base de la pregunta “¿por qué hay negros?”, asegurando que la pregunta correcta es “¿por qué hay blancos?, ya que los humanos en origen son negros”. Y todas estas afirmaciones son una “muestra de humildad”, porque “todos somos muy parecidos, venimos de un mismo lugar y África merece un respeto, aunque sólo sea por respeto a los antepasados”. Por eso animaba a los alumnos a que expliquen esta historia ante cualquier discurso racista. “Seguro que os divertís”, decía desafiante.



Este es el “Yakareké” del Posgrado en Sociedades Africanas y Desarrollo. A partir de aquí la treintena de alumnos matriculados se acercarán más a la actualidad en lo que respecta a la historia, analizarán la geografía africana, se asomarán a los sistemas políticos y económicos del continente y descubrirán porque las cosas pasan como pasan desde un análisis mucho más profundo del que están acostumbrados, porque a partir de ahora contarán con las herramientas del conocimiento de las particularidades culturales (de la religión, de la concepción del mundo, de la perspectiva de las identidad, del peso de la tradición y de la forma de integrarla, de sus potencialidades…). Todo un continente nuevo explicado en profundidad. Todo un mundo nuevo que se abre.

jueves, 19 de enero de 2012

El posgrado que nos viene

Resulta que falta poco más de una semana para que comience la acción formativa más importante que el Centre d’Estudis Africans organiza anualmente en colaboración con la Facultat d'Humanitats de la Universitat Pompeu Fabra: el Posgrado en Sociedades Africanas y Desarrollo. Y evidentemente no podíamos pasar por alto un acontecimiento como este. Que África es diversa, plural y una realidad con múltiples caras todos lo tenemos claro, a pesar del mensaje insistente de un continente homogéneo, sobre todo, en sus escasas cosas que ofrecer (me encanta la idea del título del blog de Lola Huete “África no es un país”, toda una declaración de intenciones). Con ese principio de complejidad en el horizonte, cuando uno se lía la manta a la cabeza sólo puede aspirar a intentar hacerlo bien y el programa del posgrado del CEA tiene ese horizonte y esa voluntad.

Ahora mismo la avalancha de estudios de posgrado es abrumadora y, por eso, se impondría hablar de la calidad del que organiza el CEA. Sin embargo, viendo los datos parece innecesario. Se encuentra en su novena edición y se celebra desde el año 2001 (en las primeras ocasiones fue bianual). Sin duda la veteranía es un grado. Cuando la lista de profesores implicados en este proyecto incluye a los investigadores de las universidades catalanas que mejor conocen la realidad africana, junto a los de universidades vascas, madrileñas o canarias, detallar currículos se hace un ejercicio innecesario.

Sin embargo, lo que de verdad es determinante en el Posgrado en Sociedades Africanas y Desarrollo es la solidez del proyecto y la implicación de todos aquellos que forman parte; la convicción, por decirlo de alguna manera. El espíritu de este curso es lo que le da un valor especial. El planteamiento de que África debe ser abordada desde el ámbito histórico tantas veces negado (Sarkozy y todos los que durante siglos han negado la historia a África deberían pasar al menos dos minutos con algunos de estos profesores); desde el punto de vista económico falseado a diario (si nos creemos lo que dicen las instituciones internacionales y los que manipulan los mercados, jamás nos habremos acercado ni remotamente a la realidad del continente); desde la vertiente de la actualidad (¿de verdad nos queremos quedar con los análisis superficiales que reducen los problemas y las potencialidades a una frase?); desde el entorno cultural (da risa y lástima pensar en aquellos que creen que si algo no entra en su esquema de pensamiento es porque no vale la pena ser conocido…); o desde el análisis de la cooperación (aquella cooperación que realmente busca mejorar las cosas y no sólo hacer caridad y calmar conciencias).

Los calificativos de la visión sobre África de este posgrado llenarían un post completo. Hacemos una pequeña prueba: constructiva, creativa, abierta, curiosa, desacomplejada, realista, multidimensional… La lista es tan larga que se hace abrumadora, así que lo mejor es informarse sobre los detalles de este nuevo intento de descolonizar las mentes.