miércoles, 14 de diciembre de 2011

El pensamiento tradicional africano en busca de la armonía


“El África negra está entregando cada vez más espacio a los pensadores tradicionalistas. Los ‘filósofos modernos’ no tienen ninguna posibilidad porque fueron una caricatura y una fotocopia mal hecha para una población que no podía aceptarlos”. Así de duro y así de esperanzador se expresó Ferran Iniesta en la sesión sobre “Tradición y modernidad” que impartió en el curso “Àfrica Sudsahariana. Especificitats culturals i desenvolupament”, organizado por el Centre d’Estudis Africans.Se trataba de la última sesión del curso, la clausura y una oportunidad para que los alumnos pusiesen en relación todas las visiones que se habían mostrado en las jornadas anteriores. Iniesta no tiene pelos en la lengua, básicamente porque su aplastante argumentación le permite ser tan directo como crítico.

El profesor señaló un considerable cambio de tendencia en África a partir de finales de la década de los años 90 del siglo pasado. Desde ese momento, va ganando terreno una tendencia de sectores intelectuales, no necesariamente universitarios que escriben y debaten desde una óptica tradicionalista, es decir, sin obsesionarse por reproducir los parámetros de pensamiento occidentales. El motivo del cambio, según Iniesta, es que “se han dado cuenta de que el África de los intelectuales serviles que reproducían lo que les decían desde occidente no les llevaba a ningún sitio”.
En esos términos es en los que el profesor se refiere a los que se han considerado “filósofos modernos” africanos y es tan tajante que señala que “el pensamiento moderno en África es externo a África”. Según el planteamiento del profesor estos filósofos modernos eran la trasposición al terreno del pensamiento de un fenómeno que se había consolidado en el ámbito político. La copia del modelo de estado posterior a las independencias requería ese apoyo filosófico. Sin embargo, el fracaso de ese modelo de Estado, las “lamentables” décadas de los 70 y de los 80 y la “desastrosa” de los 90, puso delante de los ojos de los africanos que su futuro sólo podía salir de su propia iniciativa.
Para Iniesta, el humanismo, la ideología que subyace bajo las obras de los “jóvenes filósofos” “es la ideología que dice que podemos ponernos de espaldas a la armonía del mundo, para poner a la humanidad en el centro, que deriva en el individualismo más feroz”. El planteamiento del profesor lanza una duda: “El progreso y el desarrollo parecen sagrados…, pero, ¿y si no lo fuesen? ¿Si el impacto con el entorno pusiese en peligro nuestra especie?”.
Frente a esta perspectiva, los pensadores tradicionales reivindican la trayectoria africana. Autores como Alassane Ndaw, E. Messi Metogo, Ndebi Biya, Amadou Hampaté Ba o su propio maestro Tierno Bokar, entre otros, se enmarcan en esta corriente que se acerca mucho más a la armonía con el entorno, a través de reflexiones sobre cuestiones religiosas o espirituales, pero también etnonacionales.
La última idea lanzada es, en realidad, un guante, un desafío y un objetivo: “La aparición de una universidad tradicional africana es el gran reto de la nueva década”.

1 comentario:

  1. Me he comprado el libro y tengo muchas ganas de leerlo, creo en la armonía desde otra mentalidad y cultura, y es una pena que el mundo occidental se haya desviado tanto de lo natrual, en general.

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