martes, 15 de noviembre de 2011

Los grandes fraudes de la historia de África


Ayer pensaba en la teoría de que África no tiene historia (recurrente, ¿no?) y en episodios como el del discurso de Sarkozy en la universidad Cheikh Anta Diop de Dakar. Lo hacía escuchando la sesión del profesor Ferran Iniesta, la primera jornada del “Curs Àfrica Sudsahariana.Especificitats culturals i desenvolupament” organizado por el CEA en colaboración con la Facultat d’Humanitats de la Universitat Pompeu Fabra. El caso es que Iniesta tenía el encargo de hablar sobre “El origen histórico: África clásica, trata negrera y colonización” y lo hizo en su habitual tono de provocación, con la autoridad que da conocer los hechos y con el fastidio de saber cómo se ha manipulado la historia voluntaria e intencionadamente. 

Sin pelos en la lengua y muy lejos del discurso políticamente correcto, cuando Iniesta dio por concluida su sesión estoy seguro de que entre los asistentes, sobre los que ejerce esa habitual fascinación del investigador que no tiene miedo a hablar claro (incluso aunque se enfrente a la “academia”), había muchos indignados. El motivo: lo que el profesor llama los tres fraudes de la Historia: la hominización; el homo sapiens sapiens; y Kemit.
Sin voluntad de destripar la sesión de Iniesta (porque sería un intento vano y porque lo mejor es escucharla en directo) se puede destacar una idea, la motivación de esta manipulación de la historia. Empezando por la esclavitud el sometimiento del hombre negro requería una coartada, un sustrato ideológico. De ahí que para extender la creencia de que “si está bien hecho, no lo puede haber hecho un negro y si lo ha hecho un negro, no puede estar bien, porque hay cosas que no son capaces de hacer”, como explicaba Iniesta, sea necesario “arrebatar a los africanos la personalidad, la profundidad de campo, su historia”.
El profesor era tajante: “Se ha quitado a África todo lo que pudiese constituir una raíz histórica para cohesionar a sus pueblos”. La verdad es que si me pongo a reproducir sentencias lapidarias este texto se eternizaría pero resulta complicado escoger entre las frases de Iniesta: “Hay diferencias, por supuesto, son evidentes. Sin embargo, que la gente sea más clara o más oscura no tendría mayor importancia pero, como es un elemento de identificación colectiva, la realidad es que se ha utilizado históricamente para marcar las diferencias”.
Negros y famosos
Resulta curioso cómo el desmantelamiento de la farsa histórica que hace Iniesta lleva a cambiar la imagen habitual de algunos personajes conocidos, recordando con datos en las manos que eran negros. Y no se trata de importantes deportistas o estrellas de la música… Sino de afirmar cosas como que el primer Homo Sapiens Sapiens era negro, o que Nefertiti también lo era, por ejemplo. Son conclusiones que tras muchas peleas se han aceptado en el entorno académico, no había más remedio, las pruebas se imponían.
Sin embargo, más allá de la anécdota, las consecuencias de estos conocimientos no se han extendido socialmente, como por ejemplo que la Humanidad procede de África; que el origen común de todos los hombres más antiguo que se sería la conocida como Eva primordial o Eva mitocondrial, pero mucho menos extendido es otro de sus apelativos, la Eva Negra; o que toda la civilización egipcia, sobre la que se apoyan después las grandes culturas clásicas europeas, tenía “raíces profundamente africanas” y para sustentarlo basta con leer a los autores griegos.
A partir de esas premisas, Iniesta citaba los grandes estados clásicos africanos y como los comerciantes europeos del S. XIV y XV sabían perfectamente que en el África Subsahariana había organizaciones políticas de entidad y una actividad comercial, un intercambio internacional de mercancías de un tremendo volumen.
“Quitaros la imagen que, en general, tenéis de los negros y de los africanos”, sentenciaba Iniesta  despreciando las tesis que niegan la historia a los africanos. El paso de la colonización, el impacto sobre las sociedades africanas, la imposición de una ley del terror y la generalización de la violencia son cuestiones que requerirían al menos otro post (quizá dos), o eso, o escuchar a Ferran Iniesta para ayudarnos a descolonizar nuestra mente.

1 comentario:

  1. Algunas “perlas” del discurso de Sarkozy en la Universidad Cheikh Anta Diop, Dakar, el 26 de julio de 2007.


    “… Quiero decirte, Juventud Africana, que el drama de África no viene de que el alma africana sea impermeable a la lógica y a la razón. Pues el hombre africano es tan lógico y razonable como el hombre europeo (¡ya ves!! yo tenía mis dudas pero ya no, si lo dice un hombre lógico, civilizado y desarrollado como él por algo será...)
    “… He venido a decirte que no tienes que avergonzarte de los valores de la civilización africana (¡joder, menudo peso les quita de encima!),

    “...El drama de África es que el hombre africano no ha formado suficientemente parte de la historia. El campesino africano, que desde hace milenios, vive con las estaciones, cuyo ideal de vida consiste en permanecer en armonía con la naturaleza, no conoce más que el eterno recomenzar del tiempo ritmado por la repetición sin fin de los mismos gestos y de las mismas palabras.
    En este imaginario en el que permanentemente todo recomienza, no hay lugar ni para la aventura humana, ni para la idea de progreso. En este universo en el que la naturaleza se impone a todo , el hombre escapa a la angustia de la historia que atenaza al hombre moderno, pero permanece inmóvil en medio de un orden inmutable donde todo está escrito de antemano. Nunca se proyecta hacia el porvenir. Nunca le sobreviene la idea de escapar a la repetición para inventarse un destino. Ese es el problema de África (vaya, finalmente parece que Sarkozy no tenía tan claro aquello de que el “hombre” africano no es impermeable a la lógica y la razón... claro, con esa naturaleza que se impone a todo....)

    “...Juventud Africana, he venido a decirte que el hombre moderno, que experimenta la necesidad de reconciliarse con la naturaleza, tiene mucho que aprender de los africanos que ha vivido en una relación simbiótica con la naturaleza durante miles de años (y dale con el rollo de la naturaleza, si es que es normal, tanto dormir con una mujer de plástico deja huella...)

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