Los conflictos africanos son “étnicos” (tribales, si queremos darle un tono despectivo), las trabas al desarrollo las encontramos en las dependencias étnicas… La etnia lo tiñe todo en África. Los que intentamos ir de enterados respetuosos le preguntamos a cualquier africano “¿y tú de qué etnia eres?” y a su respuesta pensamos “¡ah, vale!” y creemos haberlo entendido todo. Nos quedamos satisfechos pero no nos damos cuenta de que en realidad no hemos llegado a nada. La identidad étnica, no es LA identidad, sino poco más que UNA identidad. En el curso “Àfrica Sudsahariana. Especificitats culturals idesenvolupament” organizado por el Centre d’Estudis Africans i Interculturals, la explicación de Jean Bosco Botsho fue abrumadora.
El nacimiento sí que determina
Jean Bosco Botsho pone sobre la mesa elementos que determinan mucho más radicalmente la identidad. Ser padre, madre o abuelo, ser gemelo o hijo o progenitor de gemelos, ser el primogénito… pueden ser algunos de ellos. “Ser el primogénito en África no significa ser el mayor de tus hermanos, es casi ser como el primogénito de todo el barrio. Los niños y niñas de la edad de tus hermanos menores te van a llamar como tus propios hermanos y tu manera de comportarte está determinada por cómo te llaman”, explicaba Botsho a modo de ejemplo. De la misma manera, “la madre de gemelos recibe un respeto y una autoridad increíbles”.
Rompiendo los rígidos esquemas mentales occidentales Botsho introduce en la cuestión de la identidad la visión africana del mundo de lo invisible. “En África el nacimiento no es sólo un hecho fisiológico, es también espiritual. Soy hijo de unos padres biológicos, pero también lo soy de un espíritu. Nacer un día u otro, en un momento u otro, en unas condiciones concretas, son la revelación, la expresión de mi espíritu”, señalaba Botsho. Así en muchas comunidades el nombre que recibe el recién nacido supone una manera de honrar a un espíritu o de recordarle en qué condiciones nació. Por ejemplo, hay grupos en los que los niños que nacen con una vuelta del cordón umbilical reciben un nombre concreto y la idea es que el individuo no deje de recordar la deuda que tiene con aquél (habitualmente, aquélla) que le salvó la vida, pero también la solidaridad que le une a aquéllos que han tenido el mismo problema que él.
“Dónde nacimos y cómo nacimos nos marca, es nuestra identidad. El nacimiento determina cómo somos y el apellido que hace referencia a esas condiciones no es una etiqueta, es una vocación, una misión”, afirmaba Botsho.
Frente al empecinamiento occidental por encajarlo todo en las estrechas vías de la identidad étnica, Jean Bosco Botsho dio a los alumnos del curso sobre especificidades culturales africanas una lección en forma de bofetada de realidad: “La identidad es dinámica, cambia, se adapta. Sólo los occidentales la ven como monolítica”. ¿Quién se atreve a defender que el pensamiento tradicional africano es inmóvil y reaccionario?
Me encanta, estoy de acuerdo en casi todo, si bien eso de hablar de África me parece que reproduce precisamente el error que visibiliza. África son centenares de maneras de ver el mundo, África, en realidad, no existe como tal. Y, por otro lado, eso de "los rígidos esquemas mentales occidentales " daría para otro seminario sobre prejuicios transculturales ;-)
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